En los últimos años desde Argentinos por la Educación venimos realizando un trabajo exhaustivo analizando indicadores de distintas dimensiones del sistema educativo. A su vez, estamos realizando una serie de entrevistas y organizando mesas de trabajo con el propósito de lograr acuerdos sobre políticas públicas fundamentales para los próximos años.
Me gustaría centrarme en tres prioridades estratégicas que surgen de este trabajo colectivo.
Los sistemas de información
Una prioridad estratégica es consolidar sistemas de gestión e información a nivel provincial y nacional que permitan seguir la trayectoria de cada estudiante. El desafío es que en Argentina todavía contamos con un sistema estadístico diseñado a fines de los 90’ y que, a pesar de esfuerzos recurrentes, no logramos consolidar un sistema nominal nacional de información.
En 2012 hubo una resolución ministerial que así lo mandaba. En 2014 se divulgó una resolución del Consejo Federal de Educación. E incluso en 2019 se promulgó la ley de Cédula Escolar Nacional. En el interín, hubo esfuerzos sustantivos por parte de gestiones provinciales y nacionales de distinto color político, con logros dispares.
Mirando hacia el próximo período de gobierno hay tres novedades positivas:
- Hay un acuerdo sustantivo en todo el arco de la política educativa sobre la necesidad e importancia de esta política.
- En los últimos años distintas provincias han logrado avances significativos en consolidar sistemas de estas características, y algunas están empezando a hacer uso de estos sistemas de manera muy perspicaz, por ejemplo Córdoba, Mendoza, Santa Fe y San Luis.
- A nivel nacional se ha creado un sistema que permite la carga de estos datos por parte de los sistemas provinciales que, según lo que informa el Ministerio de Educación Nacional, ya se implementa en 22 de las 24 provincias.
Estos avances son auspiciosos y nos permiten ilusionarnos con que en los próximos años contemos con sistemas nominales tanto a nivel provincial como nacional que nos permitan desarrollar políticas más eficaces y contar con información de mayor calidad para monitorear la evolución de la educación argentina.
El tiempo escolar
Es importante priorizar un replanteo de las maneras en que se organizan los tiempos y espacios escolares, y de las condiciones básicas para el aprendizaje. Hace pocos años con Argentinos por la Educación realizamos un informe relevando cuántos calendarios escolares cumplían con el mandato legal de prever al menos 180 días de clase.
Lamentablemente, en ese entonces, 15 de las 24 provincias, no cumplían con el mínimo legal. Ni siquiera en la planificación del año. Obviamente los días reales acababan (acaban) siendo muchos menos a raíz de las múltiples contrariedades del día a día escolar: problemas de infraestructura, fallas en los servicios, paros, cuestiones climáticas, etc.
En términos de planificación ha habido una mejora considerable en los últimos años: el promedio nacional de días de clase calendarizados aumentó prácticamente en una semana. Además, en los últimos dos años, se ha implementado un programa nacional para incrementar una hora de clase en primaria.
De todas formas, todavía estamos lejos de lograr la continuidad pedagógica que nuestros estudiantes necesitan. Tan simple como parece, es un tema de compleja solución. De más está decir que los ministerios tienen que tener la diligencia suficiente para planificar los días y horas de clase que se necesitan. Sin embargo, las condiciones laborales de los docentes y la infraestructura escolar son un condicionante de esta continuidad.
Por eso hablamos de los tiempos, espacios y condiciones para el aprendizaje. Es un desafío ineludible lograr más y mejor tiempo de aprendizaje y que sea continuo. Lograrlo requiere de un piso de condiciones de equipamiento e infraestructura que muchas veces parecen estar fuera de nuestro alcance, dadas las restricciones económicas que enfrentamos.
Alfabetización inicial
De acuerdo a los últimos resultados de las pruebas ERCE de UNESCO, del año 2019, en Argentina 1 de cada 2 estudiantes de tercer grado no entienden lo que leen.
Como es de público conocimiento, este dato nos ha movilizado con casi 150 organizaciones a lanzar una Campaña Nacional por la Alfabetización. Esta campaña empezó por mayo de este año con el hashtag #NoEntiendenLoQueLeen y, con su masividad tanto en redes sociales volviéndose trending topic como en medios tradicionales, logró que la alfabetización inicial se vuelva un tema ineludible en la agenda educativa 2023.
Por un lado, los principales precandidatos a presidente firmaron el “Compromiso por la Alfabetización”. Por el otro, estamos realizando una gira federal recorriendo todo el país. En este contexto ya nueve gobernadores (San Luis, Santa Fe, Tierra del Fuego, Chubut, Chaco, Río Negro, Misiones y San Juan) firmaron un compromiso similar.
La novedad es que, como pocas veces, hemos logrado el acuerdo de que, gane quien gane, la alfabetización sea una prioridad del próximo gobierno nacional. Y, a su vez, que los gobernadores electos comiencen sus mandatos prestando especial atención a este tema tan fundamental.
El compromiso mencionado implica desarrollar una política de alfabetización, invertir los recursos necesarios y visibilizar los resultados anualmente.
De más está aclarar por qué la alfabetización es una prioridad estratégica. Sin comprensión lectora difícilmente nuestros estudiantes puedan adquirir saberes en distintas disciplinas. La alfabetización inicial es la piedra angular de una buena educación.
En definitiva, son tres políticas que, con sus dificultades, son posibles de implementar. Y que de implementarse nos acercarían a la educación que todos queremos para los estudiantes de nuestro país.