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LAS POLÍTICAS PÚBLICAS SE CONSTRUYEN CON EL PROJIMO

LAS POLÍTICAS PÚBLICAS SE CONSTRUYEN CON EL PROJIMO

Por IGNACIO BAGATTINI, cura párroco de la Villa 31, Barrio P. Carlos Mugica

Siempre el ser humano busca ser feliz. Una felicidad que tiene que ver con logros personales, pero que en el horizonte siempre debe estar fundamentalmente también la vida del prójimo. Mis logros siempre deben tener como meta mejorarle la vida a los demás, ahí está la verdadera felicidad. Es lo único que nos vamos a llevar y lo mejor que podemos dejar. Porque el planteo siempre tiene que ser comunitario. Por eso el Papa Francisco nos recuerda siempre que “nadie se salva solo”.

Los sacerdotes acompañamos la vida entera de las personas. No sólo su espiritualidad sino también su humanidad. En ese acompañar también aprendemos y mucho. Es en el encuentro con el otro donde se va haciendo permeable el corazón la vida, donde encontramos las verdaderas necesidades y donde desde el diálogo buscamos saciar las necesidades más profundas de las personas, o al menos donde se tienden puentes para poco a poco buscar saciar esas necesidades con propuestas concretas y efectivas.

Cuando los sacerdotes nos encontramos viviendo en las villas o barrios populares, nos encontramos con necesidades carencias más a flor de piel. Es verdad que pobreza hay en todos lados. Muchas veces al hablar de pobreza pensamos en los barrios humildes, pero también hay pobreza en el corazón de alguien con mucho dinero cuando sufre la soledad o el vacío existencial aun teniendo recursos. Sin embargo, como mencionaba recién, en los barrios las necesidades se sienten mucho más. Porque muchas veces la ausencia del estado o la presencia sin recursos, hace más vulnerables los derechos, entonces se pierde el rumbo. La falta de educación y trabajo y la falta de políticas públicas de promoción y contención humana tienen como consecuencia exponer un barrio a estar a la deriva, perder el sentido de tener y alcanzar metas en la vida y entonces se abrazan las propuestas de la muerte que son la violencia y el narcotráfico.

Sólo salir al encuentro pateando todo el barrio día a día corazón a corazón, teniendo el diálogo como la mejor herramienta, permite hacer caminos concretos sólidos que tengan como meta llenarle de sentido la vida a las personas sacándolas de esas esquinas que empobrecen la vida y la matan.

Salir al encuentro permitió plantear las tres T: tierra techo y trabajo. Es un gran desafío de la política argentina y la sociedad en su conjunto que deben asumir. Toda persona tiene que tener acceso a una vivienda digna, a un trabajo para poder dar respuesta a sus necesidades básicas y a la tierra para poder fortalecer su proyecto de familia.

Sin embargo, también de nuestro “patear” el barrio nos hizo plantear y llevar adelante mediante distintas propuestas lo que llamamos las tres C: Capilla, Colegio y Club. Tres ámbitos que, a partir de las tres T, buscan fortalecer la vida social de un barrio buscando un crecimiento sano y con posibilidades. La primer C, capilla tiene por objetivo acompañar la vida espiritual de las personas para fortalecer la convicción de que soy hijo de Dios y por lo tanto como mi vida vale y es importante puedo aportar a la sociedad porque Dios tiene un plan un sentido para mí y quiere que sea feliz haciendo felices a otros. Además, las capillas como las otras C, son espacios comunitarios donde se desarrollan muchas actividades que contienen, acompañan, educan, promueven, en definitiva, nos hacen mejores personas valiosas para el resto de la sociedad. La C de colegio busca a través de lo esencial de la educación catapultar a niños adolescentes y jóvenes a múltiples oportunidades de crecimiento y logro de metas. La escuela en los barrios populares nace para educar, pero también como lugar próximo, que contiene y da respuesta a las múltiples necesidades del barrio y a la gran deserción especialmente en la etapa de nivel medio o secundario. La C de Club también es clave porque un niño adolescente que tiene este espacio de encuentro aprendizaje contención donde se lo llena de sentido, no deja lugar a la calle, a la esquina es decir no se deja seducir por el delito, la violencia, el consumo de drogas. Los clubes de barrio parroquiales generan prevención y ambiente sano. Un pibe en el club es un pibe menos en la calle con sus consecuencias.

Las tres C acompañan de manera especial la vida de los más chicos y adolescentes que consideramos esencial y a la que muchas veces por no acompañar de manera inteligente con propuestas atractivas, de contenido y con el acompañamiento humano que requiere dicha edad, las perdemos siendo atraídos por propuestas que vacían y en definitiva dañan no sólo a esa persona sino a la sociedad en general.

El estado presente en los barrios debe en un marco de encuentro y diálogo, buscar fortalecer con políticas públicas estas propuestas que desde ya hace varios años venimos desarrollando con el único propósito de dar oportunidades a quienes viven en barrios vulnerados para la presencia del narcotráfico que empañan la belleza de un barrio solidario y trabajador.

Sin embargo, como nadie se salva sólo, todos tenemos la responsabilidad seamos de donde seamos, de hacer nuestro aporte para seguir buscando desde la genialidad del encuentro y el diálogo, caminos para que todos podamos lograr la meta más importante que es ser servidores entre nosotros para que a todos nos vaya mejor y podamos crecer en una sociedad sana donde todos podamos tener la oportunidad de una vida mejor.

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