
You Tube Vs. Televisión - Su impacto en el periodismo independiente
Hace unos días, un periodista me contó su experiencia con YouTube. Lanzó su canal en 2011, cuando no se hablaba mucho de esta plataforma y aquellos que la usaban lo hacían con fines domésticos o puramente de entretenimiento. “Hice algunas notas, subí los videos y como una de esas notas tuvo mucha repercusión tuve rápidamente 15.000 suscriptores”, me reveló pero también reconoció que no aparecía en los videos porque “era como bajar de categoría pasar de la televisión a hacer videos en YouTube”. Y su posición tenía lógica para aquella época.
YouTube cumplió en febrero pasado 20 años de existencia. Y en dos décadas se convirtió en la plataforma que revolucionó varias industrias a la vez. Transformó la producción audiovisual, el entretenimiento, la música, la comunicación, las noticias y también a está transformando de manera cada vez más profunda a los periodistas. Muchos aún no lo saben o no se dieron cuenta, pero el fenómeno está sucediendo. ¿Cuál es el denominador común de todas ellas? Las audiencias. YouTube no sólo modificó la producción y los estándares del contenido sino que globalizó la distribución y creó un nuevo tipo de consumidor final.
No comparto aquellos que rápida o superficialmente hablan de si YouTube es la nueva televisión o si la va a reemplazar más temprano que tarde. Pensar en esa lógica es no comprender la dimensión de la revolución que significa esta plataforma y tampoco entender la lógica del medio tradicional que supo ser el más potente de la comunicación. La televisión se va a reconvertir y encontrará un nuevo lugar como lo hicieron los periódicos y la radio. Por supuesto, tendrá que conformarse con mucho menos de lo que estaba acostumbrado: menos audiencia, menos porción publicitaria y particularmente, menos relevancia.
Una manera de entender que la televisión y YouTube no se pueden comparar porque no funcionan bajo una misma lógica, es analizar la migración que viene sucediendo de periodistas que abandonan por decisión propia o de terceros, eso no importa, los medios tradicionales y desembarcan en YouTube con mucho más éxito del que tenían. Muchos fueron desplazados o invitados a irse de los medios tradicionales bajo argumentos tales como “ya están grandes”, “no traccionan la misma audiencia que antes” o incluso los ejecutivos creen que poner al aire gente más joven es una fórmula “ganadora”.
Para ejemplificar quiero tomar el caso de dos periodistas. con los que uno puede estar de acuerdo o no con sus puntos de vista pero cuyas trayectorias son incuestionables.
En el ecosistema argentino, Marcelo Longobardi venía con la idea hace años de empezar un proyecto digital totalmente independiente y alejado de los medios tradicionales. Durante los últimos años en CNN Radio y Radio Rivadavia batalló internamente contra los conceptos obsoletos de los medios tradicionales. Finalmente, lanzó su canal de YouTube a mediados de 2024 y rápidamente alcanzó los 50.000 suscriptores. Su salida de Radio Rivadavia le permitió dedicarse casi exclusivamente a su contenido desde principios de 2025 y su comunidad ya alcanzó las 114.000 personas. De lunes a viernes transmite en vivo a las 7 de la mañana, desde un estudio montado en su casa, su resumen de noticias y aunque promedia entre 5.000 y 6.000 personas viéndolo en vivo, llegó a tener hasta 10.000. Estas son cifras muy difíciles de alcanzar en tan poco tiempo y con una audiencia tan leal. Incluso, canales de streaming con estructuras de producción y técnicas mucho más sofisticadas, no logran llegar a esas métricas.
En el ámbito internacional, Jorge Ramos es otro caso significativo para analizar. El periodista mexicano número uno de las noticias hispanas en Estados Unidos dejó la cadena Univisión tras conducir sus noticieros centrales durante 39 años. A finales de 2024 y tras las elecciones en las que triunfó Trump anunció su despedida. Esta semana volvió con un proyecto personal e independiente enfocado en YouTube y en las redes sociales. Junto a un equipo de productores que trabajó con él a lo largo de su carrera, relanzó su canal de YouTube y su nuevo producto “Así veo las cosas”, que se trata de un contenido que realiza a diario y se publica de lunes a viernes a las 4 PM de Miami/5 PM de Argentina. Ramos empezó esta semana con una comunidad de 79.000 personas y en sólo cinco días llegó a 105.000, con una proyección de crecimiento notablemente alta.
Si nos atenemos a las premisas básicas de que la televisión la mira sólo gente grande y YouTube es sólo para jóvenes, no hay manera de explicar estos casos de éxito. Por eso, comparar a la televisión con YouTube es no entender el escenario ante el cual estamos en la industria. Y también es no comprender la revolución que produjo y sigue produciendo esta plataforma.
Y en el caso de los periodistas y las noticias, también hay que tener en cuenta otro fenómeno: la pérdida abrupta y consistente de credibilidad de los medios tradicionales. El informe 2025 del Reuters Institute asegura que sigue cayendo la conexión entre las audiencias y las marcas tradicionales, que ganan relevancia los influencers y creadores de contenido y que YouTube es una de las plataformas más consumidas que actualmente usa el público para informarse. Esto explica porqué del éxito y el crecimiento acelerado de Marcelo Longobardi y Jorge Ramos, entre otros.
Y por último, un concepto que atraviesa todo lo escrito anteriormente es el de independencia. Figuras como Longobardi y Ramos, ejercen el periodismo sobre un concepto muy profundo de independencia periodística que, evidentemente, sienten que solamente lo pueden practicar por fuera de las estructuras de los medios tradicionales. En YouTube y otras plataformas son libres de dar sus puntos de vista sin ningún tipo de reprimenda más que la del público. Pero la audiencia está ávida de lo mismo: escuchar todo tipo de opiniones sin los tradicionales condicionamientos.